La ruptura de pareja, la separación o el divorcio son maneras distintas de nombrar a esa situación de cambio en la vida que supone la disolución de la relación entre dos personas.
Después de una separación se necesita de un tiempo para adaptarse a la nueva situación. El tiempo que cada persona necesita es muy variable, no es determinado y depende de muchos factores. Sin embargo la mayor parte de profesionales fijan este intervalo de tiempo entre uno y tres años.
Según Kaslow, el divorcio es un movimiento hacia la salud, en la medida en que se trata de poner fin a situaciones penosas y a relaciones que dejaron de compensar en algún momento.
Es vital cuidarse uno mismo durante y después del divorcio.
En el tránsito de la aceptación de la ruptura de la pareja o el divorcio hemos de ser conscientes de cuatro puntos fundamentales:
- Preparación del periodo de adaptación.
- Examen de cómo nos enfrentamos a la nueva situación.
- Desarrollo de un sistema de defensa.
- Control del estrés en el día a día.
Periodo de adaptación de la ruptura de pareja. Fases del divorcio.
En este primer punto se van a producir una serie de cambios tanto físicos como mentales, es por ello que tienes que asegurarte de cuidar tu salud en estos dos campos. Vas a vivir reacciones emocionales diversas y se van a producir cambios físicos como la pérdida de peso o la fatiga.
A parte de estos cambios es muy probable que experimentes otros como:
- Aumento de trabajo doméstico
- Disminución del dinero
- Momentos de inseguridad personal, social y relacional.
- Replanteamiento de decisiones pasadas.
Según Barbara Radford podemos diferenciar cuatro fases en el proceso de divorcio:
Examina tu forma de enfrentarte a la situación de ruptura.
Cuando nos encontramos con una situación estresante cada uno tiene una forma de actuar. Existen tres tipos básicos de actuación:
El estilo evasivo.
Es aquél en el que se intenta hacer frente a un problema denegando su existencia, evitando tratar la situación o recurriendo al alcohol, las drogas u otras formas de silenciar la situación. Este estilo no es saludable.
El estilo centrado en los problemas.
Es aquél en el que se intenta tratar los problemas cambiando o mejorando la situación para reducir la presión. Este es el más adecuado cuando te encuentras ante una situación que puedes cambiar.
El estilo centrado en las emociones.
Es aquél en el que no se intenta solucionar el problema, sino que se centra en controlar las respuestas emocionales que éste produce. Si el problema está fuera de tu control, es mejor centrarse en las emociones y aprender a afrontarlas.
Desarrolla tu sistema de defensa. Tras la ruptura busca apoyo en los demás.
Todos necesitamos relacionarnos, comprensión, simpatía, cuidados, confianza, consejos y sonreír para ayudarnos a superar estos difíciles momentos.
Este periodo conlleva, tensión, nervios y pérdida de emociones.
El tipo de apoyo más beneficioso es tener a alguien a quien poder contarle tus problemas personales, mejorando la capacidad de la persona para solucionar problemas e incluso mejora los sentimientos de bienestar.
Tomate el tiempo necesario para alimentar tus relaciones con tus familiares y amigos para poder recibir el apoyo necesario y evitar que explotes y no eduques correctamente a tus hijos.
Ambos os lo merecéis.
Controla el estrés en tu vida
Si no controlas adecuadamente el estrés en tu vida, estarás angustiado y si tienes hijos, estos tendrán dificultades de adaptación. Recuerda que ellos actúan imitando tu comportamiento.
Para ayudarte a controlar el estrés puedes empezar por identificar cuáles son las causas del mismo realizando una lista de los posibles motivos que te afectan y progresivamente intentar atajar cada uno de ellos.
También puedes hacer cosas que te resulten relajantes, tomarte un descanso o cambiar el rumbo de tus actividades y adaptarlas a tus nuevos ritmos.
Asegúrate de hacer ejercicio físico porque va a liberar tu mente y va a hacer que liberes tensiones acumuladas.
Acompaña estos cambios con una dieta equilibrada que te mantenga con energía. Así como mantener unas horas de sueño suficientes para poder mantenerte totalmente descansado.
Y lo más importante, la actitud. Mantén el sentido del humor en los momentos difíciles. Es la manera más eficaz de controlar el estrés.